Casi todos los insectos tanto acuáticos como terrestres pueden ser imitados, y utilizados para la pesca de la trucha, y el saltamontes es uno de ellos.
Imitación del saltamontes en foam |
El conocimiento de los factores que pueden intervenir en el comportamiento de las truchas ante una artificial como esta es tan complejo, que es muy difícil asegurar cuáles son las razones que en algunos casos la incitan a tomarla y en otros a rechazarla.
Sin embargo, creo que el patrón de estos insectos terrestres tiene mucho que ver. Estamos acostumbrados a mirar imitaciones realistas de estos insectos, pequeñas obras de arte como el patrón de la fotografía de arriba, pero muy poco efectivas para la pesca, esencialmente porque no transmiten ningún movimiento, por tanto, no transmiten vida.
El patrón de la fotografía de abajo es todo lo contrario, está montado con materiales naturales, y sus alas transmiten a la artificial movimiento y vida, en consecuencia, un insecto vivo que ha caído al agua accidentalmente, esencial para incitar a las truchas.
Del saltamontes como artificial para la pesca a mosca seca poco se ha escrito, y pocos montadores se han dedicado al montaje de este emblemático insecto terrestre, pero sin duda para determinadas épocas y momentos, y sobre todo para determinados ríos, resulta ser una artificial excelente.
Existen muchas especies de saltamontes, pero para la pesca a mosca seca los que más interés tienen son los denominados comúnmente como "saltamonte verde", y que se encuentra con facilidad en los prados próximos a los ríos.
Las dos especies más comunes son la Myrmeleototis Maculatus y Chortipus Brunneus, de quince a veinte milímetros de longitud y de tonos verdosos-amarillentos, aunque estas especies experimentan cambios estacionales de colores mimetizándose con el entorno donde viven, llegando a ser prácticamente invisibles en reposo.
Cuando se avecina un peligro realizan con sus potentes patas traseras un gran salto, al tiempo que despegan sus alas anteriores y con el destello repentino de sus colores logran desorientar al depredador, esta circunstancia la conocemos muy bien los pescadores cuando caminamos en primavera y verano por los verdes prados aledaños a las orillas del río.
Decir que los grandes saltamontes grises y otras especies que viven generalmente en terrenos áridos y secanos tienen poca importancia como artificial para la pesca.
Esta imitación de saltamontes es extraordinaria para pescar en los caniculares días veraniegos, especialmente en tiempos de siega de la hierba en mayo y junio principalmente, además es una de las pocas artificiales capaces de activar el instinto alimenticio de las truchas. Es, por otro lado, si queremos tener buenos resultados una pesca difícil, que debe practicarse en arroyos y tramos del río casi ocultos y enmarañados por la vegetación y por consiguiente casi siempre a ciegas, y que requiere en muchos casos de lances rodados y de mucha experiencia en el lanzamiento por parte del pescador.
Sin embargo, existen otros escenarios más abiertos y propicios para este tipo de pesca, porque con más frecuencia de lo normal estos saltamontes caen al agua, sobre todo en los días de fuerte viento, en estas condiciones posar la mosca cerca de las orillas es fundamental, porque es allí donde generalmente caen.
En acción de pesca esta artificial por sus dimensiones y al carecer del collar de flotación que suavice la posada, produce pequeñas ondas y reflejos en la superficie del agua que son detectadas por la línea lateral y la vista de las truchas de una forma increíble! Produciendo a veces tomadas espectaculares. Por esta razón, es conveniente pescar con pequeños tirones de línea, para producir esas pequeñas ondulaciones en la superficie que llamen la atención de la trucha y provoque el ataque.
El patrón de montaje debe ser a mi modo de ver lo más sencillo posible, sin complicarse en exceso, tamaño y silueta junto con materiales naturales es lo más apropiado para estas artificiales, el límite en cuanto a tonos se encuentra en la imaginación de cada montador.
El saltamontes nos ofrece una forma de pescar que no debemos desaprovechar, explorar nuevas posibilidades para capturar truchas recelosas y desconfiadas está en el ADN del pescador con mosca, además de la emoción que nos proporciona el ver y sentir el ataque de una trucha a nuestra artificial.
Un montaje sencillo. El movimiento que le proporcionan las alas anteriores que en el insecto natural son membranosas y son las que permiten que estos saltamontes puedan volar, imitadas en este patrón con pluma pardo de gallo de pluma leonés que, junto con las posteriores de pelo de corzo, dotan a esta artificial de movimiento y vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario