domingo, 21 de diciembre de 2014

LA MARIPOSICA BLANCA, DE FERNANDO BASURTO

Cuarenta y siete años después de que se publicara el famoso Treatyse de Dam Julyans Barnes, o quien quiera que fuese su autor, Fernando Basurto, un experto y apasionado pescador aragonés nacido en Jaca (Huesca) en el año 1460, hace referencia en su libro “Diálogo del cazador y del pescador” (1539), a este insecto acuático, la Oligoneuriella rhenana, más conocido en León como Efemera “palometa”, a la que él llama “Mariposica Blanca de Cuatro Cornecicos”, y lo hace de una forma magistral para su época.

Oligoneuriella rhenana “La Mariposica Blanca de cuatro cornecicos”.


La Efemera “Palometa”. Imitación en posición de agotada o muerta. 

Basurto dice de este insecto:《… Primeramente, hablando desta (de esta) avecica que Dios creió (creó) para servicio del hombre, es de saber que ninguna persona hasta hoy supo donde engendra (donde nace) ni se cría (ni donde vive), ni de qué partidas (ni de que parte) viene a los ríos; y son tan queridas las unas de las otras que aonde (a donde) van las unas las siguen todas las otras; y en su venida (y llegan) a esta parte de España por los meses de junio, julio y agosto y jamás las ven de día hasta que ya es venida la noche, y con la mayor escuridad (oscuridad) arriban (llegan) a los ríos grandes y caudalosos; y en las tablas grandes y hondas donde hay mucho pescado (muchos peces) comienzan a bolar (volar) junto al agua tanta multitud dellas (de ellas) que en el ruido que hazen (hacen) parezen (parecen) a las abejas quando (cuando) están en la colmena 》.  Posiblemente, Basurto hacía referencia a las multitudinarias eclosiones de este insecto en el río Ebro en su curso medio y bajo. 

Resulta curioso que aquellos inefables pescadores no se dieran cuenta de que estas “avecicas” salían del río y que sus larvas vivían allí hasta hacerse adultas, pero tampoco resulta extraño, pues hoy día sigue habiendo pescadores que creen que la “Palometa” que es como se denomina en León a este insecto acuático es una mariposa. 

Basurto nos aconseja como pescar con ella con “cebo vivo”, insertando en un solo anzuelo dos de estos insectos naturales, nos dice en su libro:《… La mariposica en los ríos donde hay truchas es muy probada para en los reciales (es eficaz en las corrientes) en los días que haze nuble (en los días nublados) en agua clara o un poco pardilla (o un poco tomada). Hase de pescar (hay que pescar) con ella al andar (a cebo corrido), sin plomo y sin vela (sin veleta) porque vaya el cevo (para que vaya el cebo) por encima del agua. Y es su pescar a la mañana (y pecar por la mañana temprano) cuando ellas van muertas por el río abaxo (por él río abajo). 

Refiriéndose Basurto a un compañero pescador que practica este método de pesca dice:《… y fue tanto el pescado que allí tomó (que allí sacó) que cierto quedó maravillado de ser el cevo (cebo) tan excelente 》. 

Resulta regocijarte leer el libro de Fernando Basurto, pues está jalonado de estos y otros juicios veraces, una señal de lo poco que hemos cambiado pese al pretendido progreso del hombre. 
Es el arte de la pesca el que nos enseña una verdad invariable en el curso de los siglos, sepamos aprender de ella. 

Si tienes interés en conocer algo más sobre el libro de Fernando Basurto y la “Mariposica Blanca de cuatro cornecicos” (1539), puedes hacerlo en mi otro blog “El Mágico Mundo de la Pesca con Mosca” en el siguiente enlace: Diálogo del cazador y del pescador. Se trata de un pequeño resumen donde podemos ver aspectos sociales que nos muestra el interés que despertaba la pesca entre las personas practicantes y la relación entre el pueblo llano y la nobleza de aquella época, sin olvidar su “Tratadico” que muestra una serie de peculiaridades de suma importancia para la historia de la pesca con mosca y otras artes de pesca.

La “Efemera Palometa”. Imitación de agotado o muerto.

Aquí en León solo se conoce una especie, la Oligoneuriella rhenana, más conocida en esta tierra por la “Efemera Palometa”. Se trata de un insecto acuático de hábitos crepusculares y en otro tiempo muy abundante en los cursos medios y bajos de nuestros ríos regulados, especialmente en los ríos Porma y Esla donde tuve la oportunidad en infinidad de ocasiones de presenciar impresionantes eclosiones de este curioso efemeróptero, hoy prácticamente desaparecido, al igual que otras muchas efímeras.

Ciclo de vida: 

Las ninfas de la Oligoneuriella rhenana comienzan su eclosión en los largos y cálidos atardeceres veraniegos, normalmente un par de horas antes de anochecer y de forma casi simultánea el subimago inicia rápidamente el vuelo, siendo muy difícil verle sobre la superficie del agua, razón por la cual las imitaciones se hacen preferentemente en estado de agotado o muerto (spent). 

Comenzada la eclosión es fácil observar como por momentos crece el número de individuos que vuelan al ras del agua y sobre nuestra propia cabeza en el más espectacular de los vuelos que pueda realizar efímera alguna. Las piruetas y acrobacias a gran velocidad se suceden en una alocada danza, mientras los subimagos formando verdaderas nubes de individuos, van dejando caer sobre el agua las blancas exhuvias de las que se desprenden en pleno vuelo para transformarse en insectos adultos. Su aspecto entonces de color blanquecino grisáceo y sus alas opacas y grandes nos inducen a pensar que ante nuestra vista tenemos mariposas en lugar de efímeras. 

Tras la copulación realizada en pleno vuelo, las hembras se precipitan sobre el agua atropelladamente para depositar los huevos de tonos ligeramente anaranjados y morir poco tiempo después. Las truchas, ya en actividad tras las ninfas emergentes desde los comienzos de la eclosión, se va a convertir en un verdadero festín, que continuará cuando la llegada de la noche nos obligue a salir del río. 

Este espectáculo sin igual se prolongará aún durante algunas horas más, y observándolos a la luz de los faros del automóvil próximo a la orilla del río, nos va a producir la sensación de que está nevando sobre el agua. Por tanto, nada tiene de extraño que Basurto nos dijera que la mejor hora para pescar con este insecto es al amanecer, cuando ellas van muertas arrastradas por la corriente río abajo.

“La Palometa”.

Al final de su ciclo de vida, numerosas “Palometas” atraídas por la luz de los faros del automóvil caerán bajo ellos, formando una auténtica alfombra con miles de individuos agonizantes sobre las hierbas y las piedras aledañas a la orilla del río. Ante nuestros absortos ojos, todo el proceso vital de esta especie, desde su nacimiento, mutación, apareamiento, puesta de los huevos y finalmente muerte, habrá durado tan solo unas pocas horas, justificando así su nombre genérico de efemeróptero (efímera). 

Más sobre esta mosca en este enlace: Oligoneuriella rhenana, “La Palometa”.  

Silueta de la hembra Oligoneuriella Rhenana.

En cuanto al montaje de este peculiar insecto, lo más destacado y que deberemos prestar más atención son: el cuerpo algo voluminoso, unas alas grandes y opacas, muy parecidas alas de las mariposas en reposo, y unos cercos algo más largos de lo normal, y todo el conjunto en un tono blanquecino grisáceo a excepción del saco alar.  

Ficha de montaje agotado o muerto (spent):

— Empezaríamos por fijar los cercos o cola al comienzo de la curvatura de un anzuelo TMC100 del Nr.10, con unas fibras de pluma indio palometa o indio plateado claro, y una longitud igual a la totalidad del anzuelo, ya que los cercos del macho son bastante largos, todo lo contrario que los de la hembra que son muy cortos. 

— Sujetamos el hilo para el posterior anillado que puede ser de seda Gütermann gris claro 008, de dos o tres cabos, algunos montadores prefieren un tinsel plateado plano para brincar el cuerpo. 

— A continuación hacemos un cuerpo bien voluminoso con dubbings de pelo de conejo blanco, también se puede hacer con seda Gütermann, pero algo más oscura que la seda del anillado (esta seda al contacto con el agua adquiere una tonalidad que se asemeja al cuerpo de este insecto) procurando dejar espacio para el tórax y la cabeza. 

— Una vez finalizado el cuerpo lo anillamos y fijamos una porción de fibras sintéticas de color blanco o crema para simular las alas en una posición horizontal entre la cabeza y el comienzo del tórax, la cantidad de fibras para confeccionar las alas deben ser generosas como se puede apreciar en las fotografías. 

— A continuación, al comienzo del cuerpo, fijamos una porción de fibras de gallo pardo, también puede servir de garza, faisán, etc. para posteriormente abatirlas y formar con ellas la parte superior del tórax, o sea, el saco alar. 

— Añadimos algo de dubbings gris medio al hilo de montaje y formamos el tórax. Una vez hecho el tórax presionamos las fibras de las alas hacia atrás ayudados del dedo pulgar e índice y las forzamos con un par de vueltas del hilo de montaje para que queden correctamente posicionadas como se puede apreciar en las fotografías, y luego abatimos hacia adelante las fibras de la parte superior del tórax, procurando dejar espacio para la cabeza. 

— Finalmente, cortamos el sobrante de las fibras y rematamos la cabeza haciendo el nudo final y dando forma a las alas. 

Una sugerencia final: Para dar más estabilidad a la mosca y que no se nos hunda a las primeras de cambio, se puede enrollar a modo de parachute una pluma de cuello de gallo indio palometa o indio cristal alrededor de las fibras del saco alar que en este caso nos servirían de poste, con dos o tres vueltas sería suficiente para mantener la mosca en posición de “agotada o muerta”. 

El hilo de montaje así como la cabeza de color gris medio.

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