jueves, 6 de octubre de 2022

Friganea obsoleta.

Friganea obsoleta

Orden: Tricóptero

Familia: Friganeidos (Phyganeidae)

Género: Friganea

Especie: Friganea obsoleta

Larva: eruciforme (con estuche)


Ficha de montaje:

- anzuelo. #14-12.
- hilo de montaje: marrón.
- cuerpo: herl de pavo real.
- alas: Pardo Flor de Escoba encendido.
- collar de flotación: mezcla de indio rubión e indio avellanado claro.
- cabeza: el mismo hilo de montaje (marrón).


Friganea obsoleta. Tricóptera "obsoleta".


Vista superior Tricóptera "obsoleta"

La Friganea obsoleta es uno de nuestros mayores y más activos tricópteros que podemos ver en los ríos leoneses. Aparece a comienzos del verano hasta final del mismo, aunque aisladamente se les puede ver en todo el mes de septiembre y octubre.
Las larvas son de tipo eruciforme y viven por lo general en aguas tranquilas de los cursos lentos. Estas larvas de tonos cremosos construyen un estuche o "canutillo" móvil del que ya no se desprenderán del hasta el momento de su transformación en insecto alado.

La forma de construir el estuche es la siguiente: la larva segrega una sustancia en forma de hebra de hilo fuertemente impregnada de materia muy adherente, que va enrollando alrededor de todo su cuerpo envolviéndose en ella, a la vez que va fijando distintos materiales que encuentra en el lecho del río como finos granos de arena, restos de materiales vegetales y orgánicos de todo tipo, en una perfecta obra de arquitectura en cuyo interior va a continuar toda su evolución perfectamente camuflada y protegida de su más importante depredador que es la trucha.

Con su casa a cuestas, como los caracoles terrestres, la larva a medida que crece va alargando y ensanchando su estuche protector, dejando permanentemente abierto la parte anterior por donde saca la cabeza y las patas para tener mayor capacidad de maniobra en los desplazamientos, pudiéndose ocultar en su interior al menor peligro. Son los conocidos "maraballos", tantas veces utilizados en el pasado por nuestros pescadores de cebo natural.

Finalizado el período larvario de un año más o menos de duración, la larva fija su estuche sobre un soporte seguro en alguna gran piedra o roca del fondo y lo cierra por ambos extremos, de tal manera que a través de las pequeñas partículas de tierra del estuche pueda circular una ligerísima corriente de agua.

Un complicado y complejo proceso de metamorfosis va a comenzar. Aislada en el interior de su estuche, la larva teje un capullo a su alrededor, en el interior del cual y en total reposo el prodigioso cambio va a tener lugar; aparecen los primeros esbozos alares al tiempo que las patas se agrandan de tamaño y el cuerpo entero se modifica cada día que pasa.

Después de este período de inmovilidad absoluta cuya duración puede variar entre veinte días y un mes, la larva ya transformada en ninfa, rompe con sus mandíbulas primero el capullo y luego el estuche, saliendo al exterior y elevándose desde el fondo a la superficie que, reptando con agilidad y ayudada por sus largas patas, va a ganar sin dificultad las orillas del río.

Algunas veces sobre las piedras semisumergidas, otras sobre la vegetación de las orillas del río, va a tener lugar la última y definitiva mutación que va a convertir a la ninfa emergente directamente en imago o insecto adulto sin tener que pasar por más fases como los Ephemerópteros.

El insecto adulto es totalmente diferente a la larva de la que proviene. La longitud de sus alas de tonos amarronados claros adornadas con pequeñas manchas marrones oscuras a modo de camuflaje, es de entre 13 y 16 mm. Como insecto adulto vive unas pocas semanas y comienza su actividad en buscar pareja a las pocas horas de haberse transformado en insecto alado, generalmente al atardecer con un gran despliegue de acrobáticos vuelos, y que debido a su gran tamaño, atraen poderosamente la atención de las truchas.  

Machos y hembras se aparean sobre la vegetación de las orillas tras los vuelos nupciales que les precede. Al atardecer, cantidades ingentes de hembras fecundadas listas y dispuestas para depositar sus huevos atraerán poderosamente de nuevo la atención de las truchas que las atacarán en espectaculares y sonoras cebas.

En algunos momentos de aparente inactividad de los peces o en situaciones complicadas para el pescador con mosca, la presencia de una buena imitación de la Friganea obsoleta, en el lugar apropiado, puede producir el milagro. El suculento bocado de un tricóptero tan grande como este es el sueño dorado de cualquier trucha bien nacida (no de criadero), que no dudará en abandonar su aparente letargo para subir a tomarla si se la ponemos a su alcance.

 

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